Ilustración de Jean Pierre Barrera
Una noche nació un niño.
Supieron que era tonto porque no lloraba y estaba negro como el cielo. Lo dejaron en un cesto, y el gato le lamía la cara. Pero, luego, tuvo envidia y le sacó los ojos. Los ojos eran azul oscuro, con muchas cintas encarnadas.
Ni siquiera entonces lloró el niño, y todos lo olvidaron.
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