Mira este breve vídeo sobre Ana María Matute con motivo de la publicación de todos sus cuentos en el volumen La puerta de la luna y la concesión del Premio Cervantes. A continuación del vídeo, encontrarás un fragmento de una entrevista en prensa del año 2000.
"Siempre
he sido rarita"
KM.
Tiene usted pinta de ancianita bondadosa y compuesta.
AMM.
Compuesta y sin novio.
KM. ¿Qué hay debajo?
AMM. Yo
siempre he sido igual, de joven y de vieja. Lo que pasa es que el
estuche exterior corresponde al físico. Pero el interior siempre ha
sido el mismo: una mujer inconformista y, en mis épocas, rebelde.
Ahora, la rebeldía me da mucha pereza.
KM. Dice que no escribe
para vender. Pero no parece que pueda quejarse.
AMM. Nunca he
escrito para vender, sino para comunicar. Si vendo, me parece muy
bien y muy sorprendente, porque eso significa que hay mucha gente que
me sigue y, sobre todo, que me comprende.
KM. ¿Qué hay de su
proverbial timidez?
AMM. Ya ves. Continúa.
KM. De
pequeña, le encantaba que la metieran en el cuarto oscuro. Ya era
rarita.
AMM. Siempre he sido rarita y creo que, hasta cierto
punto, lo sigo siendo. Pero eso que me mortificaba mucho antes, ahora
me da igual. Me gustaba el cuarto oscuro, porque me lo pasaba muy
bien.
KM. No más rarita por eso que por empezar a escribir
cuentos a los cinco años.
AMM. No es muy habitual. Yo lo
hacía porque, si no arranco a escribir, reviento. Si el mundo no me
aceptaba, yo me lo tenía que inventar.
KM. ¿Cuál es la mayor
maldad que recuerda de sus monjas de las Damas Negras?
AMM.
Reírse de que yo era tartamuda.
KM. ¿Por qué la crueldad
está tan presente en sus libros?
AMM. Porque la he vivido muy
de cerca. Y no hablo solamente de mí, porque todo lo que nos rodea
forma parte de nuestra vida. Y cuando yo veo esa crueldad, ese
egoísmo, esa maldad contra cantidad de gente que no tiene voz para
expresarse, para defenderse..., eso me exaspera.
KM. En el
bosque, tema central de su obra, ¿hay más lobos o más
Caperucitas?
AMM. Las Caperucitas son imbéciles. Para mí no
tienen ningún interés. Los lobos, sí. Yo tengo una idea del lobo y
de Caperucita que se desmarca de los freudianos. El lobo es un ser
que me gusta. Yo me siento un lobo estepario.
KM. Usted dice
haber visto hadas, gnomos, ángeles. ¿Se ha encontrado con alguien
normal?
AMM. Lo triste es que me he encontrado siempre con
gente normal entre comillas.
KM. "Comprendo mejor a un
trasgo que a un banquero". ¿Qué ventajas tiene el trasgo?
AMM.
No sé si tiene ventajas o desventajas. Lo único que sé es que
entiendo su mundo. Los banqueros, con excepciones honrosas -no me
vayan a negar ahora créditos-, no son inteligibles para mí.
KM.
¿Está usted segura de ser un caballero de la Tabla Redonda
frustrado?
AMM. ¡Ah! ¿Lo he dicho? Pues ahora pienso que
quizá sí, pero sin la brutalidad.
KM. ¿Quién sería su rey
Arturo?
AMM. ¡Yo!
KM. Se apunta a todo.
AMM.
Todo junto. Y Ginebra. Y Lancelot. También sir Gawain. Y, sobre
todo, Galahad.
KM. ¿El grial existe, o su búsqueda es ya un
fin es sí misma?
AMM. Seguramente debe de existir, puesto que
todo el mundo, sabiéndolo o no, va en su busca.
KM. ¿En la
Real Academia hay servicios de señoras?
AMM. Ni de señores
ni de señoras. Hay servicios unisex, porque éstos no son nada
machistas.
KM. Los hombres y usted visitan el mismo sitio.
AMM.
Hay varios, todos están muy bien y no hay problema. Yo siempre que
he ido estaba sola... Además, no creas que van todos allí con ganas
de hacer pipí.
KM. ¿Qué queda tras una existencia de
francotiradora?
AMM. Pues la satisfacción de no haber
claudicado nunca ante nada ni ante nadie, ni ante usos, costumbres,
políticas y regímenes.
KM. ¿El sentido del humor la ha
ayudado a sobrevivir?
AMM. Por supuesto. El sentido del humor
y reírme de mí misma. El que no se sabe reír de sí mismo va dado.
ABC (11/08/2000)